– Qué no daría yo por empezar de nuevo.
– Me quedaría yo.
Que no daría yo, por empezar de nuevo,
a pasear por la arena de esa playa blanca.
Que no daría yo, por escuchar de nuevo
esa niña que llega tarde a casa.
Y escuchar ese grito de mi madre
pregonando mi nombre en la ventana
mientras yo deshojaba primaveras
por la calle mayor y por la plaza.
[…]
Que no daría yo, por escaparme
a un cine de verano
en donde alguien me diera
el primer beso de amor,
que no daría yo, por sentarme
junto a él en ese parque
viendo como se ponía el sol.